Las fuentes se distinguen por su estilo visual. En la parte superior hay tres fuentes comunes con gracias. En el centro, tres fuentes sin gracias. Cada una de ellas puede presentarse en los estilos normal (también llamado romano o redondo), itálica, en que las letras son inclinadas hacia adelante, o negrita, con trazos más gruesos, o una combinación de dos estilos, la itálica negrita. En las fuentes modernas cada letra tiene su propio espacio: un m ocupa mucho más espacio que un i. Pero las fuentes de espacio constante, que recuerdan a las viejas máquinas de escribir, casi siempre se utilizan para indicar código. En el medio, abajo, tenemos fuentes que heredan la caligrafía tradicional de la escritura cursiva o en la escritura gótica, que fue la primera fuente usada, siendo similar a la obra de los copistas.

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Para escribir son necesarias letras, por supuesto. Antes de la invención de la imprenta de tipos móviles, la escritura era manual, hecha con una punta o una pluma de pato. Además de los escritos de uso común, tales como notas, en las que los romanos, por ejemplo, utilizaran pizarras, tabletas de cera o papiro, los libros requieren mucho más cuidado y arte.

Se podría utilizar el papiro o pergamino, en estos casos, cuando había el deseo de que el libro durase más tiempo. Muchos libros y fragmentos en papiro duraron desde la época romana hasta la actualidad, pero sólo en climas extremadamente secos como el deserto en Egipto, y siempre que hayan sido almacenados o escondidos y sin ser tocados por todos estos siglos. Incluso los libros de pergamino podrían durar unos pocos siglos, des que no fueran utilizados

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Quando la escrita era preciosa

Una biblioteca de la antigüedad, como la más famosa, la de Alejandría, además de guardar los libros, tenía a su servicio a un ejército de copistas, siempre ocupados haciendo nuevas copias de libros envejecidos o nuevas copias para otras bibliotecas. Más raramente, creavan nuevas ediciones de la producción de los escritores de la época: poetas, historiadores, biógrafos, místicos. Un libro no duraba más allá de un par de siglos. Las ediciones más antiguas de la Biblia, por lo ejemplo, no son anteriores al siglo IV y son libros únicos y preciosos. Se trata del Codex Vaticanus, guardado en la Biblioteca del Vaticano, y del Codex Sinaiticus, con fragmentos esparcidos por diversas capitales de Europa.

Detalle del "Codex Vaticanus", Biblioteca del Vaticano, Roma. Fuente: Bible Researcher

Los conventos medievales más ricos y cultos tenían monjes copistas para mantener sus bibliotecas en un cuarto especial llamado el scriptorium.

Los artistas que se dedicaron a copiar libros, los copistas, buscaban una escrita regular y fácil de leer. A veces creavan grandes ilustraciones en las portadas o en la primera letra de un capítulo (la letra capitular), pero en la prosa no se permitian devaneos que obstaculizan la lectura.

Así nacieran estilos de caligrafía, ligados a ciertas zonas geográficas y períodos históricos. Los dos códices mencionados, por ejemplo, son de estilo uncial: sólo son utilizadas mayúsculas y todas las letras son redondeadas. Como es proprio de ese tiempo, no hay señales de puntuación ni siquiera espacios entre las palabras. Estas obras se encuentran en lengua y caracteres griegos.

La revolución de la Prensa

Los primeros libros impresos, utilizando la técnica de tipos móviles de Gutemberg, buscaban naturalmente imitar el trabajo de los copistas de esa época. Por lo tanto, las primeras fuentes, colecciones de tipos fundidos, correspondían a la caligrafía gótica, que se consigue con el uso de plumas o puntas de línea muy gruesa o muy delgada, ya que se utilizan en movimiento frontal o lateral.

Matriz utilizada para la impresión con tipos móviles metálicos. Ocasionalmente utilizamos esta técnica, cuando tenemos que imprimir a oro caliente o en relieve.

Pronto ocurrió el Renacimiento, con una nueva apreciación de la estética de la antigüedad clásica y desprecio del arte gótico. A la tipografía gótica y alemana se ha sustituido la escuela italiana, de Roma y Venecia. Estos artistas tipógrafos admiraban la elegancia y ligereza de los caracteres romanos en los monumentos, pero tenían un problema: no encontraron modelo clásico para las letras en minúsculas, ya que los romanos sólo utilizaban letras en minúscula para la escrita cursiva corriente manuscrita.

Eligieran entonces otro estilo de escrita, el carolingio (de la época de Carlomagno y sus sucesores), convencidos, erróneamente, que era ese el estilo original romano. El alfabeto latino que usamos hoy en día es así el resultado la combinación de la escrita monumental romana para las letras mayúsculas con la caligrafía carolingia para las minúsculas.

Debido a la amplia variedad de tipos en uso, es esencial que estén bien dispuestos de modo que todo el que va hacer la composición los pueda encontrar fácilmente. Hay cajones y compartimentos para cada carácter y para los espacios.

Se debe a uno de los pioneros de la tipografía, el italiano Aldo Manuzio, la invención de la escrita itálica, en la qual los caracteres se inclinaban hacia adelante, llamado así debido a la nacionalidad del autor. De hecho el itálico era utilizado en todo el texto y surgió antes del tipo redondo o romano. Sólo más tarde, cuando los dos se hicieron disponibles, se estableció el uso de itálico para enfatizar palabras o para indicar que un texto es citado.

La era de la tipografía

Los creadores de tipos famosos de los siglos siguientes, mas allá de suministrar a sus propios talleres, vendían tipos para afuera, incluso para el extranjero. Sus nombres aparecen así asociados a unas pocas fuentes: es el caso de Didot o Caslon.

Fuente fue el nombre por que quedaran siendo conocidas las colecciones de tipos de diseño coordinado, del francés antiguo fonte, fundido. Las fuentes eran una importante inversión de las tipografías, ya que tenían que almacenar una cantidad suficiente de caracteres para componer grandes obras. Una casa de impresión tendría que poseer varias fuentes en diferentes tamaños o cuerpos: el cuerpo 6 para la letra pequeña de los contratos, el cuerpo 8 para texto normal del periódico, el cuerpo 10 para libro, tamaño 12 para los destaques, etc., hasta los títulos gigantes de periodico en cuerpo 100. Para sustituir los tipos gastos o perdidos, había que asegurar el suministro de los mismos tipos. De ahí la importancia y el prestigio internacional que ganaron las fundiciones de tipos.

Compositor automático de líneas de plomo fundido Linotype. Nunca hemos tenido este tipo de compositor, al pasar directamente de la composición manual para la auto-edición. (Fuente: Infomercantile).

Los tipos se miden con sus propias unidades. La principal es el punto que corresponde aproximadamente a un tercio de milímetro. Ocho puntos hicieron un quadrat, doce puntos una pica. El punto sobrevivió a la estandarización decimal y hoy, cuando se dice cuerpo 12, se habla de un tamaño de texto que la altura de la linea es de 12 puntos. Es decir, unos cuatro milímetros.

Revolución industrial y revolución de la información

La imprenta de Gutemberg revolucionó la comunicación, haciendo posible el libro de gran circulación, el diario y el folleto, que son la base de la opinión pública, un componente fundamental de las democracias liberales modernas.

A finales del siglo XIX aparecieron las máquinas de componer en plomo, Monotype y Linotype, que aumentaran mucho la capacidad de la prensa.

Pero fue a finales del siglo XX que la revolución de la información volvió de patas arriba el arte de la composición. Las fuentes ya no son objetos físicos y se han convertido en archivos digitales en los computadores. Cada letra se puede entonces repetir una multitud de veces, ser reducida y ampliada, distorsionada y sometida a un número de transformaciones posibles gracias a su nueva inmaterialidad.

Prácticamente todas las fuentes que existían a lo largo de la historia quedaran disponibles para cada diseñador gráfico, primero a un precio accesible, pero cada vez más de forma gratuita. Se han creado miles de nuevas fuentes, tanto por las fundiciones tradicionales, ahora digitales, como por artistas independientes y curiosos.

Este embaras de richesse facilita en gran medida el trabajo del creador gráfico, sino que crea una serie de nuevas trampas. Con tanta libertad, es fácil olvidar que la función del texto es comunicar ideas. El diseño gráfico no puede dejar de ser humilde, contribuyendo al éxito de la comunicación sin crear obstáculos a la lectura.

  20-02-2016